Una Saga Desigual

Dice el refrán que somos el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra, pero algunos que somos más persistentes lo hacemos más de dos. A principio de verano leí «Órdenes Sagradas» de Benjamin Black, un muy buen libro protagonizado por Quirke, un peculiar patólogo forense, que sucede en el Dublín de los cincuenta. El problema: ¡es la sexta entrega de una serie de siete novelas! Después de este «éxito», me encontré con un libro de Luis García Jambrina: El manuscrito de… al echar un vistazo a la nota de solapa leí algo así como: una nueva entrega de las aventuras de… y me dije que no volvería a cometer otra vez el error de siempre. Y me puse con la serie desde el principio. Pero casualidades de la vida, en este caso no es imprescindible leerlas según el orden en que se publicaron, pero uno es como es me puse a la tarea.

Luis García Jambrina nos presentó al pesquisidor Fernando de Rojas en 2008. El nombre del protagonista no es un guiño del autor, un Doctor en Filología Hispánica por la Universidad de Salamanca, en la que además enseña. Si no que es el mismísimo autor de La Celestina quien protagoniza las novelas. Eso hizo que mi curiosidad aumentase.

La serie empieza con El manuscrito de piedra y continúa en 2009 con El manuscrito de nieve, ambas publicadas en Alfaguara. Hubo que esperar nueve años para que el pesquisidor volviese a las librerías con El manuscrito de fuego y al siguiente apareció El manuscrito de aire, ambas publicadas por Espasa. Lo que desconozco es si el escritor zamorano volverá a dar la palabra a su antiguo colega de La Puebla de Montalbán.

Como es lógico las cuatro obras transcurren en los últimos años del siglo XV y primeros del XVI. En el Reinado de Isabel de Castilla y Fernando de Aragón con América recién descubierta y España ya unificada y posteriormente con el Emperador Carlos, me llama la atención que en España casi todos digamos Carlos V. Las investigaciones de Rojas transcurren en Salamanca. Pero también ocurrirán en la isla de Santo Domingo, Béjar

Las cuatro obras pese a tener un mismo protagonista, algunos secundarios y no pocos escenarios comunes (especialmente Salamanca) y más concretamente su Universidad tanto como institución académica, como conjunto arquitectónico. Todas tocan muy diversos temas, siempre con la investigación de un crimen que Rojas deberá resolver por orden de los Monarcas.

Así en El manuscrito de piedra con la excusa del asesinato de un Catedrático de Teología García Jambrina nos mostrará una Salamanca oculta (literalmente) poblada por todo tipo de heterodoxos, desde judíos que se niegan a abandonar su Fe hasta descontentos con el poder Real. En El manuscrito de nieve las pesquisas de Rojas harán que él se vea envuelto en una serie de intrigas familiares que pueden desembocar en un baño de sangre, también es interesante conocer cuál era la actitud de la nobleza ante la educación de sus hijas. La tercera entrega El manuscrito de fuego el Emperador requiere las habilidades de un más que maduro Rojas cuando un antiguo bufón de este muera acuchillado, esta pese a tener un tramo final que es «El corazón de las tinieblas» de Conrad o por mejor decir «Apocalypse Now», nos muestran el trabajo de los Dominicos y su disputa contra los encomenderos mal tratadores de los taínos de la Española, que hay muchos más frailes «domingos» además de Torquemada.

Los personajes de ficción que cada libro acompañan al pesquisidor están magníficamente creados, no son siempre los mismos aunque alguno repita como el entrañable fraile dedicado más a la botánica que a la oración. También me han gustado Sabela en el primero o Alonso en el tercero, añaden un toque costumbrista en unas obras en la que el peso recae sobre «personas de calidad» que decían los de la época. Los personajes históricos desde Fernando de Rojas a la Emperatriz o los mismos Reyes Católicos resultan muy creíbles. Algo que me ha gustado es la inserción de grandes personajes de la literatura española como Lázaro de Tormes y como no: La Celestina, Jambrina los integra en sus novelas de una manera muy natural, sin estridencias. Y es que García Jambrina no solo quiere hacerlo si no que lo hace y muy bien.

Así que para los ya seáis de novela histórica, de la de suspense, de la de campus, de las de aventuras, para los amantes de los clásicos de nuestra lengua, para aficionados a casi cualquier género literario, en la serie de García Jambrina os encontrareis con una por no decir cuatro novelas que os entretendrán.

Si alguien tiene pensado visitar Salamanca, seguro que irá a ver la famosa fachada en busca de la no menos famosa rana, en una de las novelas –no os digo cual y así indagáis-, el autor nos da una clase magistral sobre el simbolismo de la misma. Mi consejo a los que hagáis este viaje es que os compréis mejor el libro que la mejor de las guías turísticas, no creo que os la explique mejor que Luis García Jambrina y de paso leeréis una muy buena novela.