Todo se vende al mejor postor y lo mas barato en honor

Hola de nuevo, ya estoy aquí otra semana más; después de pasar el catarro de rigor con sus toses, sus fiebres y todos los extras incluidos. Vamos que entre esto, el frío, lo de Haber, el de la linde y que esta sema ha habido jornada de descanso en el VI Naciones, os garantizo que he conocido días mejores. Así que esta vez he apostado sobre seguro con el libro, sabía que Ciudad en Llamas de Don Winslow, no me iba a fallar.

A mediados de los ochenta del siglo pasado, la vida de Danny Ryan, un joven trabajador portuario de Providence, no es fácil. Pero la del Danny Ryan, miembro de la mafia irlandesa de Rhode Island, se convertirá en un infierno cuando la irrupción de una bellísima mujer desate las más bajas pasiones que llevaran a un enfrentamiento salvaje entre irlandeses e italianos. Ante esta guerra de aniquilación mutua, los “federales”, arriman leña a la hoguera y tratan de pescar en un rio por el que cada vez bajan más cadáveres. Danny y los demás gánsteres con sobrevivir tendrán bastante.

Vuelvo a Don Winslow, después de leer la monumental trilogía de “El cartel”, casi tres mil páginas que son una enciclopedia del narco en la frontera entre México y los Estados Unidos. Winslow cambia Nuevo México, por Nueva Inglaterra, el boxeo por el hockey hielo y la arena por la nieve. Afortunadamente, no cambia mucho más. Ciudad en llamas inicia una nueva trilogía que ahonda en el mundo del crimen y en la vida de unos criminales, que aunque parezca mentira, no lo son las veinticuatro horas del día. Esta es una novela de gánsteres de segunda división, en la que hay más furgonetas que limusinas, más camisas de franela que de seda. En la que los protagonistas viven en pisos con goteras no en chalets con piscina y que beben pintas de Guinness en lugar de copas de Macallan.

De esta novela destacaría el ritmo, aunque suene muy manido y muy de nota de contracubierta, es realmente frenético. Cuando llegas a la página 432, la última, apenas te ha dado un descanso. Este es un libro en el que constantemente ocurren cosas y en el que el desarrollo de los acontecimientos hace que los personajes vayan tomando decisiones sobre la marcha que el lector va valorando como correctas o erróneas e incluso se plantea opciones que el propio autor no contempla. No sé si habrá sido una decisión de Winslow o de sus editores, pero creo que al tener menos “metraje” que las novelas de “El cartel”, la lectura resulta mucho más ágil y amena.

Esta agilidad hace que en general no se profundice demasiado en el alma de los personajes, Winslow no llega a sentar en el diván del psicoanalista a ninguno de ellos como hace con Art Keller, aunque curiosamente conceptos como la culpa o el pecado no dejan de estar presentes en Danny Ryan. Resulta sorprendente que la mayoría de los personajes de Winslow sean católicos, tanto en “El cartel” como en esta nueva trilogía: Keller, Ryan, irlandeses, mexicano, italianos, todos al menos nominalmente católicos y todos implicados en actos violentos incompatibles con su fe. Así que estamos ante una novela en la que además de tiros, que los hay a espuertas, hay muchas cosas más. De los personajes yo destacaría a Pasco Ferri, un capo italiano con sabor a vieja escuela, partidario de lavar los trapos sucios en casa y no airearlos y es que nunca se sabe cómo pueden utilizarlo los “amigos” y los “enemigos”, de ambos lados de la ley. El otro personaje que me ha llamado la atención es otro secundario, de momento, Madeleine: la madre de Danny. Una madre que ha llegado treinta años tarde a ejercer como tal y que todo hace indicar que está llamada a ir tomando importancia según vaya avanzando la serie y eso que su presentación ha sido espectacular.

En Ciudad en llamas Don Winslow toca los temas más variados que afectan a los gánsteres: desde el racismo a la intolerancia frente a la homosexualidad y desde las complejas relaciones paternas filiales a la enfermedad de un familiar. Esto hace que nos sintamos cercanos a unos personajes que a pesar de su “particular” trabajo se parezcan demasiado a nosotros. Esta mirada más humana hacia el mundo de la mafia no es novedosa, como demuestra la insuperable serie Los Soprano. Los irlandeses del libro de Winslow no son menos interesantes que los italianos de la serie y a buen seguro que irá creciendo a medida que esta saga literaria aumente.

Por tanto, si queréis leer un libro interesante y una lectura de lo más entretenida lleno de acción y que promete continuar en próximas entregas, Cuidad en llamas es un titulo a tener muy en cuenta.

La “copla” que me ha recordado Ciudad en llamas ha sido: Dirty Old Town de The Pogues. Con ese aire melancólico de los irlandeses que parecen añorar una batalla pérdida en la que luchar.

¡¡¡SEÑOR PUTIN, QUE MAS QUIERE QUE LE DIGA…!!!

*El Molino -Loquillo y los Trogloditas, 1987-