Ya estamos en febrero y por tanto, vuelve el VI Naciones de rugby. De ahí, aunque no es ese el único motivo, el término rugbístico que encabeza este pos. Entre partido y partido y entre pinta y pinta me ha dado tiempo a leer. La novela de esta semana es: La última Condesa nazi de Viruca Yebra. Así que como dice el árbitro a las delanteras antes de iniciar la melé: crouch, bind, set.
Clotilde es una de las muchas viudas alemanas que ante el avance del ejército soviético, se ve obligada a abandonar su casa con sus hijos y huir hacia el sur de Alemania donde el trato a la población civil por parte de los anglo norteamericanos es más benévolo. Allí buscará el apoyo de la familia de su esposo ya muerto, la ayuda será muy particular. Tendrá que recurrir a un amigo de la familia para rehacer su vida. Durante casi tres décadas acompañaremos el viaje vital de esta mujer que nos llevará por Sajonia, Baviera, Berlín, Londres, Nueva York y finalmente Marbella.
Antes de hablaros del libro os voy a hablar de la melé, normalmente asociamos esta palabra a una aglomeración de personas en la que generalmente cada una hace o se mueve hacia donde le parece oportuno: el metro en hora punta, las rebajas… Por el contrario en el rugby la melé es algo la mar de organizado, con unas normas muy estrictas en cuanto a quienes y como participan en ella. En la melé solo intervienen los ocho delanteros y… “el otro”. La ultima Condesa nazi lamentablemente, se atiene más a la acepción común que a la al deportiva. Como curiosidad os diré que he me sorprendió comprobar que el diccionario de la RAE recoge ambos significados; el del deporte y el de nuestra novela.
La primera línea de una melé la componen tres jugadores generalmente muy fornidos a los que cariñosamente se llama: los gordos, su labor es dar solidez a la formación. En el caso de la novela yo diría que son las “tres vidas de Clotilde”: la anterior al estallido de la II Guerra Mundial, la inmediata postguerra y por último la más alejada del conflicto. En la primera línea hay dos piliers que se colocan en los dos extremos, en español les llamamos pilares; en el libro yo diría que son las etapas que Clotilde vive duran e inmediatamente después del fin de la guerra. Si los piilers –el 1 y el 3- no se mantienen firmes es casi imposible que el talonador –el numero 2- conquiste el balón. Es decir que sin un arranque solido del libro es complicado que conquiste al lector.
La primera línea de Viruca a base de oficio se hace con el oval. Aquí entra en acción la segunda línea – los jugadores con el 4 y el 5 en la camiseta-. Son los que dan estabilidad a la melé y los más altos del equipo. En un libro podrían ser… ¿el personaje? Yo creo que sí. Los segundas / personajes dan a la melé / libro confirman su flaqueza o robustez. La autora ha tenido donde elegir, ya que por la obra pululan desde supervivientes del holocausto a chaperos con más o menos clase, pasando por aristócratas tronados, nazis recalcitrantes, nobles con titulo y sin dinero, millonarios sin título, personas humildes que han rehecho su vida… Pero como solo hay dos puestos en la segunda línea, me quedo con Clotilde y Ralf. Una madre doliente, que entre tés en Eaton Place, estancias en el Waldorf Astoria y fiestas flamencas se harta de sufrir por sus hijos y por el pasado que la atormenta, tal cual oiga. El “amigo” Ralf es un caso, casi clínico: un oficial de las SS a su pesar ¡tela! Una especie de Adonis nazi, pero eso sí, mediopensionista, matar no ha matado, pero igual ha delatado, engendrado arios puros para la demencial organización Lebensborn o financiado la huida de todo tipo de asesinos, el pobre primo Ralf es una víctima del sistema. Pobrecito…
Sorprendentemente el balón sigue en nuestro lado de la melé y aquí entra en acción la tercera línea –las camisetas con el 6, el 7 y el 8. En el argot los dos flankers y el ocho. Por seguir con esta analogía un poco delirante, los terceras serian; la ambientación, la documentación –los flankers- y la fluidez de la narración el ocho. Los terceras deben dar un segundo aire a la melé y el ocho es el que decide cuando se acaba si se pone en pie con el balón. Pues, bien la ambientación es una sucesión de descripciones de casas, estancias y modelitos que a duras penas cumple su función. El otro flanker: la documentación está a punto de derrumbarse, digna de los apuntes de un estudiante medianamente aplicado que ha leído el Hola. Nuestro 8, la narración visto el comportamiento de sus siete compañeros duda: unas veces es pomposa, otras simple y siempre reiterativa.
Sigue el juego y vaya a saber usted como el oval / la novela llega “al otro”, el medio de melé, el que lleva el 9. ¿Pero no solo hay ocho en la jugada? Exacto, pero el medio melé / el autor es quien gobierna la jugada, si hay que ir a otra fase del juego. Jugar con el medio de apertura, que el ocho corra con el balón, chutar a campo contrario. También puede ver como sus delanteros colapsan y la posesión pasa al rival. Después de leer las casi seiscientas páginas de este libro, Viruca Yebra mira más al árbitro y a los contrarios que apoya a sus delanteros que se terminan derrumbando e incurriendo en falta: la melé no se puede echar abajo voluntariamente.
Como “canción” del libro os propongo esta versión Ireland’s Call. Solo se canta en Dublín cuando juegan los irlandeses, tanto de la República como del Reino Unido, que en el rugby juegan como un único equipo y cuya melé es la mejor del mundo después de la de los Sudafricanos.
P.S. Espero que el post os ayude a ver las melé con otra mirada. Y si queréis informaros del nazismo, su antes y su después de un modo “amable” os recomiendo: Enciclopedia nazi contada para escépticos de Juan Eslava Galán. Como todas sus obras instructiva y entretenida, aunque lo de escépticos, no lo termino de entender.
¡¡¡SEÑOR PUTIN, QUE QUIERE QUE LE DIGA, ME PARECE UN SER DELEZNABLE!!!