Corriendo Riesgos

Hola, los que ya tenemos unos añitos nos acordamos de los programas de radio de Gomaespuma. S i no me equivoco empezó en los años ochenta y estuvo emitiéndose en varias emisoras durante más de veinte años. Entre los muchos personajes que pasaron por ellos, recuerdo a Cándida. Una señora entrada en años, muy baqueteada por la vida y que contaba sus surrealistas vivencias,ya fueran reales o ficticias, pero siempre desconcertantes. Pasando el tiempo, Guillermo Fresser publicó un libro con un título premonitorio protagonizado, como no, por Cándida: Cuando Dios aprieta, ahoga pero bien. Bueno pues en esas nos vemos no sé cuantos años después. A pesar de todo os traigo un libro para ver si nos podemos evadir de las preocupaciones, se trata de: El asedio de Troya de Theodor Kallifatides.

En un pequeño pueblo de Grecia, a finales de la II Guerra Mundial, la Señorita Marina trata de seguir dando clase a sus pocos alumnos. Pero, ¿qué puede enseñar a unos adolescentes inmersos en una guerra? Todos viven en un país invadido, algunos tienen a su padre detenido por los alemanes y todos dudan de si podrán llegar a la edad adulta. La profesora decide dejar a un lado las declinaciones, la gramática y esas cosas, para contarles la Ilíada. Unas veces en la escuela, otras en una cueva para protegerse de los ataque aéreos, Marina narrará el poema Homérico a los chicos. ¿Pero cómo entender una guerra de hace miles de años quienes se encuentran inmersos en otra que amenaza con matarles?

La verdad es que he dudado si escribir el post o no, porque la lectura de El asedio de Troya me ha generado muchas dudas. Por una parte está la tarea divulgativa que ha realizado el autor y por otra, la creación propia que ha plasmado en su obra. Os confieso que no lo tengo demasiado claro, pero ya que he leído el libro… Supongo que para un “simple mortal” no debe ser fácil compartir párrafos en una misma página con el mítico ciego. ¿Es Kallifatides un arrogante o un insensato?, insisto que no los sé, lo que sí tengo muy claro es que no es un autor que carezca de coraje.

No me extenderé demasiado. Creo que para lectores que apenas conocemos a los clásicos griegos, nos puede servir como un primer acercamiento, ligero sin grandes pretensiones. Por momentos me he recordado a mí mismo, leyendo aquellos tebeos de la colección de Clásicos juveniles de editorial Bruguera que cuando era un niño me abrieron el camino hacia los libros con versiones gráficas de Moby Dick, Oliver Twist y tantos otros. Para aquellos que estén familiarizados, apenas les aportará nada, ni les resultará noveosa ya que la historia de los habitantes del pueblecito ocupado, por muy autobiográfica que sea, no deja de ser la típica, en que las tropas invasoras se transforman en unos ocupantes más o menos molestos, para acabar siendo un despiadado enemigo. Por último, si pertenecéis al grupo de lectores que tiene un gran conocimiento de la cultura y las letras griegas clásicas, la obra sencillamente os espantará, por no decir algo más fuerte.

Imagino, aunque no me he tomado la molestia de investigarlo, que a Kallifatides le habrá pasado en Grecia con su Asedio de Troya algo similar a lo que en España ocurrió con La traducción íntegra del Quijote al castellano actual, de la mano de Andrés Trapiello, que recibió lo suyo por parte de la élite cultural y la “academia”. Por eso creo que el autor griego, pese a llevar más de medio siglo en Suecia y de su avanzada edad, ha corrido sus riesgos al contarnos la Ilíada, tal cual se la contó a él una maestra rural. ¿Son este tipo de acciones loables por qué sirven para acercar al gran público grandes obras de la literatura Universal?, o por el contrario ¿hay que conservar los textos tal cual como fueron creados por sus autores? Es una reflexión que a mí me parece muy compleja y más en estos tiempos de presentismo.

¡¡¡SEÑOR PUTIN, RETIRE LAS TROPAS YA!!!